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sábado, 28 de noviembre de 2015

CAMINANDO (Autor: MARCELO OSCAR BARRIENTOS TETTAMANTI)

Este relato fué un regalo de nuestro colaborador Marcelo para su amiga Macamen de Vega a la que quiso dar las gracias de esta manera por su aportación a la sección poniendo historias de cuento cuentos contigo, para la que nos cedio una de sus maravillosas composiciones artísticas.

El camino había sido largo, y mi mochila pesaba demasiado. Me paré en un sitio abierto, era hora de tomarme un tiempo para revisar toda esa carga que me había echado en la espalda. Empecé a poner a mi izquierda lo importante para seguir caminando, y a la derecha todo lo que debía dejar en aquella pradera. La primera cosa que aparte a mi derecha fue un manojo de bolsas metidas unas dentro de otras, donde en la última había un puñado de rencores y desencuentros, pesaban, pero por suerte de ninguno recordaba su origen eran rencores viejos sin raíz. No cargaría mas con ellos. Así seguí apartando lo bueno y lo malo. Al volver a meter las cosas en mi mochila lo hice con un orden distinto, el camino nos cambia prioridades y valores. Sonreí al comprobar que la familia y los amigos ocupaban mucho espacio, pero mágicamente no pesaban, por el contrario, ejercían una fuerza sobre mí contraria a la gravedad y con un fuerte empuje hacia adelante. En ese momento en el cual me encontraba separando la paja del trigo apareció una mujer rodeada de cuatro niños, con el pelo cano, la sonrisa de un hada, tenía pasta de papel en las manos y algo de serrín en los pies. Empezamos a hablar y a caminar juntos. Le conté que me gustaba jugar con las palabras, mientras el sol se veía rojo en el horizonte entre lomas y árboles, ella se detuvo, construyó una caja de madera donde guardó aquel atardecer. Tenía muchas cajas, muchos momentos encerrados en madera, donde te sentías un espectador de una escena del gran espectáculo de la vida, transmitiendo esa ternura que ella encierra en su mirada. Un día mis palabras se unieron a sus cajas para que jugarán los demás. Ella me regalo una en la que todos los días puedo ver el mar. Y me sigue acompañando en este caminar.

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