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lunes, 16 de noviembre de 2015

"EL PUNTO MUERTO" Autora: MARISOL VILLAGRA GONZALEZ



Este relato enviado a la sección "poniendo historias" de cuento cuentos contigo, fue el elegido por MACAMEN DE VEGA, para representar su composición artística.

No me esperes. Sabes que estoy muy lejos y aún así, me esperas. No, no me esperes porque saber que me esperas, me desespera.
Todavía no me ves. Tú para mí no eres más que un punto. Ese punto sin vida al que todo retorna. Pero es pronto. Es pronto para acercarme, y lo sabes.
No me llames más. Sabes que te oigo bien aunque sólo susurres. No, no me llames porque oír que me llamas, me ensordece.
Estamos distantes. Yo para tí no soy más que una ilusión. Esa ilusión agrandada en la que todo cabe. Pero es inútil. Es inútil para darle forma, y lo sabes.
No me sueñes más. Sabes que podremos encontrarnos en la realidad aunque tu mundo sólo se materialice en un pequeño espacio. No, no me sueñes porque saber que me sueñas, me desvela.

Y ahora que me he despertado, desentumecido, puedo moverme por tu mundo. Ese mundo que tú has pintado para mí con colores que para tí son naturales. Naranja. Tu sol es de color naranja.
Marrones claros y no tan claros, y naranjas. ¡Qué difícil me lo pones!
He caído en tu trampa, me he dejado seducir por tus melodías dulces y armoniosas. Y ya no puedo escapar. Sé que no podré salir de aquí. Sé que se ha hecho tarde, y aún así, el sol luce en todo su esplendor.
Te busco entre los arbustos, entre las hierbas altas, detrás de los árboles. Voy y vengo surcando todas tus colinas. 
Son obra tuya. Lo sé. Y sé que no me prometiste nada.

Ya no me esperas. Ya no me llamas. Ya no me sueñas.
Me has metido en tu mundo. Puedo sentir los alegres trinos de los pájaros y no puedo verlos. ¿Acaso se han ido también? ¿Te los has llevado tú?
Presiento un ligero aroma de flores deseosas de acoger entre sus pétalos a esas abejas que no necesitan ser invitadas para intercambiar los pólenes generosos, saltando de unas a otras, sin tener que elegir una en la que quedarse.
Intento ver más allá. Me subo hasta la más alta de las ramas de ese árbol de copa redonda, pero sólo veo otro árbol de copa redonda... y más colinas. 
Aquí parece no pasar el tiempo. El sol sigue en el mismo sitio.
Desde aquí me soñabas despierta, desde aquí me llamabas a gritos. Aquí me esperabas con esa paciencia que parecía inagotable y que a mí me desesperaba.

Ya me doy cuenta. Me has dejado solo como si fuera una traición premeditada.
Me bajo del árbol. Me rindo a sus pies.
Se acercan dos estrellas, como meteoros, como pupilas... que traen agua.
Agua que cae sobre las colinas, y me salpica como una suave lluvia. No hay tormenta.
Sé que eres tú, que te acercas llorando. Y tú sabes que yo no te espero, ni te llamo, ni te sueño.
Yo me quedo aquí. En tu punto muerto.

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