Si te gusta escribir y quieres compartir tus textos .... ESTE ES TU BLOG. Manda tus relatos, cuentos, cartas o cualquier otro género narrativo a cuentocuentoscontigo@gmail.com y si son seleccionados, serán publicados en este blog. (Los textos no deberán exceder de dos o tres caras).

lunes, 18 de mayo de 2015

EL VECINO

Autor: 
MARCELO OSCAR BARRIENTOS TETTAMANTI



Siempre estuve a disgusto con esta enorme ventana que da al patio de luces, hasta que llegó mi nuevo vecino, le vi en su mudanza, con sus pantalones vaqueros gastados y el torso desnudo.
Un hombre, que si no fuese por su piel morena, yo diría que es el mismísimo David de Miguel Angel que cobró vida.
Al principio le miraba, de vez en cuando, ahí en su ventana siempre a medio vestir. Pero un día, la imagen que tuve frente a mí fue arrebatadora.
Mi vecino practicaba nudismo.
Desde aquel momento modifiqué el salón, colocando los muebles para que el sillón quedase frente a la ventana, un poco de soslayo.
Muchas veces me sentaba y hacía como que veía la tele, aunque mi distracción era otra.
Mi fantasía me hacía volar y cambié las duchas por largos baños de espuma.
Un día me propuse llamar su atención, tanto como él la mía.
Me dije : “Nena la mejor manera de eliminar una tentación, es caer en ella”.
Así que, me dediqué a practicar el nudismo yo también. No estaba tan mal mi cuerpo desnudo, nada que un retoque no dejase en condiciones.
Pasadas 48 horas, con la zona depilada más desinflamada, pues llevaba mucho tiempo sin usar cera caliente, pude comenzar con mi plan.
Antes recopilé información desde internet sobre el nudismo, aunque después de mucho leer me dí cuenta que básicamente era  andar desnudo.

Me llevó la primavera y un catarro que por fin mi vecino se fijase en mí y me invitara a su casa.
“Esta es la mía” me dije.
La tarde que fui a verle me puse mi vestido azul muy ceñido, sin ropa interior. “Mejor así” pensé.
Intenté poner a tono mis pezones con un cubito de hielo, intenté calentarlo un poco metiéndolo en mi boca, por poco me atraganto y desistí.
Cuando por fin vi a David, me presentó a su novio, y ambos se alegraron de tener una vecina que practicara el nudismo.
Incluso me invitaron a cenar y a practicar juntos nuestra afición común.
“De perdidos al río” me dije y no fue hasta la tercera copa de vino, que no me sentí relajada por fin. Me marché a casa pronto, necesitaba meterme en la bañera con urgencia: tanta, que aquella noche y otras en las que cenábamos los tres desnudos no necesité ni el agua , ni la espuma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

cuentocuentoscontigo@gmail.com

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *