(Relato de NACHO ALLER)
Ella se reía; se reía de él y por supuesto que, a él,
maldita gracia le hacía. Pero no decía nada y aguantaba estoicamente el
chaparrón. Ella no paraba de reprocharle su preocupante silencio y cada vez
empleaba términos y definiciones más dañinos, con el ánimo de causar más y más
dolor y torturarle psicológicamente todo lo posible.
- Patético, eres patético –le decía en ese preciso momento y
añadía– Triste… eres un triste, aburrido, pedante y ególatra. No tienes ni la
más mínima idea de tratar a una hembra. Y con tu porte hierático y orgulloso,
ahí de pie y en silencio, con esos ridículos calcetines rojos, pareces un
pelele de plástico. Careces de todo sentido del ridículo; en realidad, es lo
único que haces cada vez que cambias de postura… el ridículo. Parece que
quieres que cambie el mundo… un mundo al que miras altanero desde ese cuello
tuyo; pensando que eres único… un mundo y una naturaleza a la que tu seriedad
le da el toque más aburrido que nadie le pueda dar. Pero… ¿tú, qué sabes de dar?
Eres incapaz de comprender el término. A decir verdad, eres incapaz de nada que
no tenga que ver contigo… Si el mundo tuviese ombligo, tú creerías serlo, tú
serías perfectamente el muerto en tu propio entierro, con tal de dar la nota.
Tú y solo tú eres capaz de llevar esos horribles calcetines rojos… horribles
no, eso es poco, ¡son lo más feo que se ha visto hace mucho! Con menos estilo y
clase que nadie se pueda imaginar, ni comprender.
¡¡¡Qué falta de estilo por dios!!!… El colmo de lo hortera…
Y ahora que lo pienso, ¿qué hago yo, una hermosa hembra blanca, hablando
contigo y perdiendo mi tiempo?
A estas alturas, él, cansado de aguantar tanta tontería y
sin ánimo ya para escuchar más sandeces, modificó su postura, estiró la otra
pata y con las dos en el agua dijo por fin :
- Tienes razón. No
sé que hace una grulla blanca perdiendo el tiempo intentando comunicarse
conmigo… Ah, por cierto, no son calcetines. ¿Ves? Van hasta arriba… Son medias.
Y dicho esto, el flamenco empezó a correr para levantar el vuelo.
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