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sábado, 9 de mayo de 2015

MEDIAS ROJAS

(Relato de NACHO ALLER)


Ella se reía; se reía de él y por supuesto que, a él, maldita gracia le hacía. Pero no decía nada y aguantaba estoicamente el chaparrón. Ella no paraba de reprocharle su preocupante silencio y cada vez empleaba términos y definiciones más dañinos, con el ánimo de causar más y más dolor y torturarle psicológicamente todo lo posible.
- Patético, eres patético –le decía en ese preciso momento y añadía– Triste… eres un triste, aburrido, pedante y ególatra. No tienes ni la más mínima idea de tratar a una hembra. Y con tu porte hierático y orgulloso, ahí de pie y en silencio, con esos ridículos calcetines rojos, pareces un pelele de plástico. Careces de todo sentido del ridículo; en realidad, es lo único que haces cada vez que cambias de postura… el ridículo. Parece que quieres que cambie el mundo… un mundo al que miras altanero desde ese cuello tuyo; pensando que eres único… un mundo y una naturaleza a la que tu seriedad le da el toque más aburrido que nadie le pueda dar. Pero… ¿tú, qué sabes de dar? Eres incapaz de comprender el término. A decir verdad, eres incapaz de nada que no tenga que ver contigo… Si el mundo tuviese ombligo, tú creerías serlo, tú serías perfectamente el muerto en tu propio entierro, con tal de dar la nota. Tú y solo tú eres capaz de llevar esos horribles calcetines rojos… horribles no, eso es poco, ¡son lo más feo que se ha visto hace mucho! Con menos estilo y clase que nadie se pueda imaginar, ni comprender.
¡¡¡Qué falta de estilo por dios!!!… El colmo de lo hortera… Y ahora que lo pienso, ¿qué hago yo, una hermosa hembra blanca, hablando contigo y perdiendo mi tiempo?  
A estas alturas, él, cansado de aguantar tanta tontería y sin ánimo ya para escuchar más sandeces, modificó su postura, estiró la otra pata y con las dos en el agua dijo por fin :

   - Tienes razón. No sé que hace una grulla blanca perdiendo el tiempo intentando comunicarse conmigo… Ah, por cierto, no son calcetines. ¿Ves? Van hasta arriba… Son medias. Y dicho esto, el flamenco empezó a correr para levantar el vuelo.

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