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domingo, 21 de junio de 2015

RELATOS PRESENTADOS PARA LA FOTO DE MAR MIRANTES

Foto: MAR MIRANTES


AMADA LUNA
(Autor: NACHO ALLER)

Durante todos aquellos años, había repetido una y otra vez la misma rutina los días de luna llena… sistemáticamente se levantaba de la cama al apagarse las luces y se sentaba a un lado de la ventana a mirarla hasta el amanecer.
Aquella noche todo parecía tranquilo, hasta que un ruido de sirenas de ambulancia le sacó de su estado casi letárgico. Miró a traves de la ventana y observó fijamente la escena. De la ambulancia y fuertemente custodiado, abrazado por una impoluta camisa de fuerza, un hombre corpulento intentaba resistirse a los enfermeros… todo en vano, pues eran profesionales que cumplían hasta más allá de su obligación con celo encomiable.
A empellones e incluso algún porrazo llevaron dentro del pabellón psiquiátrico a aquel furioso infeliz. Al desaparecer todos en el interior se fijó en algo que brillaba desde el suelo… su amiga luna le mandaba un reflejo hipnótico de aquel manojo de llaves que en el forcejeo se le había caido a uno de los enfermeros … las llaves de la entrada principal.
Como activado por un resorte propulsor extraño y ya olvidado, salió de la habitación, dando mentalmente las gracias a los celadores del turno de tarde, que se habían olvidado de él por completo en su ronda para cerrar las puertas de las habitaciones… ayyy… el destino… Caminó hasta la puerta de emergencias de incendios y escalón a escalón bajó silenciosamente las escaleras hasta la planta baja… con sumo cuidado observó a ambos lados del pasillo… nadie… se ve que todo el turno de noche se estaba empleando a fondo con el nuevo interno.
Tranquila, silenciosamente enfiló el corredor hasta llegar a la puerta de salida… recogió las llaves del suelo y cerró la puerta principal con una de ellas…. arrojó al jardín el manojo de llaves y se perdió calle abajo.
Una sonrisa de felicidad relucía en su cara iluminada por su amada luna. La luna, su amada luna… hoy se reunirían sin las frías rejas de por medio… hoy podrían contarse sus cosas… hoy, después de mucho tiempo… era feliz.
La prensa de la mañana destacaba en la sección de sucesos la extraña aparición de un cadáver vestido con el pijama del centro psiquiátrico que, debajo de un árbol del parque, tumbado boca arriba con los brazos dulcemente cruzados sobre el pecho y con una sonrisa de satisfacción en su cara, había sido encontrado por los jardineros municipales.
En espera de la autopsia, todo parecía una hipotermia en toda regla… Se observó también un número indeterminado de círculos perfectos, de una extraña materia blanca, que se encontraban esparcidos a su alrededor. Uno de los jardineros indicó que semejaban lunas llenas…

COSAS INERTES
(Autora: NURIA ANTÓN)

Vivo rodeada de objetos inertes, muertos… útiles o inútiles. ¿Para qué quiero un ordenador si puedo dibujarlo todo en mi mente’? Lo puedo dibujar con mis dedos en la arena, o en el agua con piedras. Porque al fin y al cabo la materia y las ideas son volubles, como el tiempo y el tiempo es infinito… al menos mientras queden sueños.
Y hoy sueño con esa luna llena que iluminaba el viejo olmo que coronaba la colina. De niña subía corriendo hasta allí por la mera satisfacción de ver mi casa desde lo más alto. Eso me hacía sentir grande y poderosa. Trepaba hasta una rama y permanecía allí horas mirando… mirando la nada. ¡La nada!, eso creía yo… pero aquel jueves, si, era jueves. Era más tarde de lo habitual. La luna ya estaba en lo más alto y el sol acariciaba mi preciosa loma con sus últimos rayos. Había algo extraño en aquel horizonte que había visto tantas y tantas veces mientras me dirigía a lo alto de aquel lugar. La luna y el árbol dibujaban un extraño arco por el cual se filtraba la luz. Parecía un camino, un sendero. No lo dudé. Seguí caminando, y, esta vez, por primera vez, no trepé al árbol. Cuando me quise dar cuenta había perdido de vista mi casa, mi árbol, la colina…Ya sólo la luna me resultaba familiar, y alumbraba algo a la orilla de del lago. Era el cofre de los sueños; ese que nunca abro para que no se escapen pero que duerme siempre a mi lado.

EL ARBOL Y LA LUNA
Autor: MARCELO OSCAR BARRIENTO TETTAMANTI


Desde brote supe lo que quería.
Crecí durante cada día de calor esperando la noche para verte. Como un premio de plata a mis esfuerzos, llegabas desde el horizonte. Mi amada luna.
Cuántos inviernos te he soñado, y al sentir el despertar en primavera, convertí cada rama verde en leña.
No cejé en mi empeño de tocarte, ni cuando aquel rayo funesto cortó mi brazo, ese que más se te acercaba.
Creo qORESue te amo desde semilla, porque tú, luna mía, fuiste lo último que vi antes de hundirme en la tierra y lo que me dio la fuerza para sacar mis verdes brazos que siempre han sido tuyos.
Cada mes de agosto marcas en mi tronco un nuevo anillo y renuevas la fuerza en mis raíces.
Tú sabes de mi amor, no me lo niegues.
Te vi después de la lluvia acurrucarte entre mis ramas reflejada en aquella charca.
Verde, plata, leña y distancia. Eso somos, mi luna.
Esta tarde dejarán de estar prietos los capullos, y cuando  por la noche seas tú la reina llena, te llenaré de flores como cada primavera.


RELENTE
Autor: ALEJANDRO ALLER

A veces bajo al valle en estos primeros días de primavera, cuando empieza a esconderse el sol, en el momento en que los cánticos de las aves van acallándose y la sombra de la montaña va cayendo espectral sobre las copas de los árboles.
 Una niebla ligera va envolviendo el bosque a medida que avanzo, donde ya comienzan su concierto los grillos, percibiendo los sonidos que atesora el silencio envolviéndolo todo en luz cenital.
 Esa atmósfera me hace recordar antiguas leyendas de niños perdidos, animas en pena, viejos cuentos de hadas, elfos, duendes, lobos feroces, conejos con prisa...
 Cuando se escucha el eco seco del ladrido de un perro a lo lejos, o el ulular de algún ave nocturna, que me estremece por un momento
 Busco con la mirada la claridad del cielo, donde un viejo árbol anclado , abre sus ramas como pidiendo un abrazo a la luna llena, que hoy viste con el velo de tul de la bruma , se la ve mas bella.

 Y pido un deseo a la luciérnaga , por si pudiera ser el hada madrina de mi cuento.


HUMO, NOCHE Y CENIZA
Autores: NURIA VIUDA
                                                                                  MARCELO OSCAR BARRIENTO TETTAMANTI


Humo ,noche ,ceniza y plata del mar de los misterios donde todo se quiebra .En esta noche que resbala en laderas opacas que inventaron los hombres ,ignorando que tu creces y menguas ,y te expandes y te escondes ,proyectando como tierra resquebrajada la sombra de mis ramas ,lleva mi corteza donde anida mi corazón .Quizás cuando arda mi madera pueda llegar a tocarte ,soberbia emperatriz nocturna ,lejana ,inalterable .Que ha de permanecer así perpetua cuando todo y todos hayamos sucumbido a un destino evidente .Hasta entonces ,estamos dentro del círculo ,del misterio de madera y plata .Será tuya la semilla como fueron las flores de todas mis primaveras ,de todas las primaveras que ya no serán jamás ,enviaré señales de humo ,señales de espera ,señales de mi .Rama quebradiza que te anhela.


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