Me alejo por un momento de aquella oscuridad en la cual me escondo, para que no puedan ver mis heridas y menos aquellas lágrimas que en silencio guardo. Al mirarme al espejo veo un hombre lleno de amargura, que se escabulle en su trabajo, porque la mayoría de sus sueños se fueron rompiendo en su camino sin desearlo. Muchas veces cada cual toma sus senderos sin saber que le depara el futuro…, yo tome aquellos que me llevaron a la tristeza más absoluta, solo yo fui culpable de mi propio destino, por lo cual lo he ido pagando día a día, por aquellos errores que uno no llega a comprender, hasta el momento en que estos abofetean la inocencia que una vez brillaban como verdaderos luceros del atardecer. Mi vida se resumió a perdidas en todo el ámbito de la palabra, a veces trato de entender en todos aquellos errores que he cometido y que no he tenido raciocinio para poder evitarlo en su momento. Pero hay una palabra que atesoro como consuelo de moribundo…, “Las Cosas Por algo Pasan”. Si he llegado a este punto convertido en ermitaño, es porque deseo respirar de la paz que tanto he buscado por años, la cual solo he encontrado en letras que se han convertido en utopía. Siempre existe una razón para llegar a ser alguien en ese futuro desconocido, que solo se hace presente cuando uno llega a él. Deje en el tiempo a ese niño que corría con una sonrisa en sus labios, sin conocer la palabra maldad, mentira o engaño; cada vez que veo un niño respiro de la inocencia de sus ojos que se desbordan sin prejuicios, son solo unos segundos, pero para mí es una vida.
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