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jueves, 23 de julio de 2015

DOS RELATOS de Marcelo Oscar Barrientos Tettamanti (DESEOS y RECURRENTE)



Título: DESEOS

Este relato fué leido por su autor en el tercer encuentro de CUENTO CUENTOS CONTIGO,

Las dos y media de la mañana.
Vuelven las horas en las que me encuentro, en una lóbrega cita conmigo mismo.
Intento evadir el enfrentamiento; engañarme frente al papel.
La tinta me hace preguntas que yo no sé contestar.
Todo es silencio.
Intento escribir sobre cualquier cosa que no seas tú.
A duras penas llegó a las dos y cuarenta sin nombrarte.
Solo con pensarte, las agujas del deseo se clavan en mí, como en un acerico.
Tres renglones escritos sobre el verano que cruzo con barrotes de tinta.
Veo llegar las dos y cincuenta y cinco.
Soy como una almenara que no ves, clamando el auxilio de tu fuego.
Las Tres y cuarto. Sin anotación alguna.
Me levanto de la silla, necesito beber de mi amigo Jack Daniel's : un par de dedos, en vaso ancho, con dos hielos.
Creo que voy por la tercera copa, a las cuatro menos diez.
El alcohol inflama la idea de besarte. Vuelvo al papel, esta vez escribo:

               “Viniste atraída por mi fuego,
                 pero no querías quemarte,
                te vas sin dejarme nada,
                y sin nada...que llevarte...”

El calor, y la luna que veo por la ventana convierten el aire en algo espeso irrespirable. Las cuatro y diez.
Suena el timbre de la puerta. Tú.
Pierdo todo atisbo de cordura, me abalanzó como una fiera salvaje.
No sé qué hora es.



Titulo: RECURRENTE


Este relato fué presentado por MARCELO OSCAR BARRIENTOS TETTAMANTI, para el dibujo de Nuria Antón en la sección "poniendo historias" de CUENTO CUENTOS CONTIGO.

Treinta años con el mismo sueño recurrente.
 Me persigues. Desde aquella noche que no tuve el valor de hacer mía, la tierra de la que tú cedías soberanía . La inexperiencia me cubrió cómo una cúpula de cristal con una sola puerta de salida.
Y crucé los años por un camino sin olvido, con un castigo merecido esta vez; por no haber hecho nada. Pero esta noche, dejé de correr, te esperé para pillarte por sorpresa en ese sueño donde reina tu belleza, y frente a ti te dije con desprecio
-porque me sigues desde tan lejos- y tú volviendo a helar mis movimientos me sueltas: 
                       -me debes un primer beso-

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