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martes, 6 de diciembre de 2016

LUNA LLENA (Autora: Cony Salomón)


La víspera de aquel día Ángela estaba inquieta, sin saber porque, presentía que algo iba a suceder.
En Ángela aunque ya pasada la juventud, su rostro emanaba una belleza reposada, su figura recogida le daba un aspecto diferente, su percepción espiritual era especial.
Aquel día, bañó su cuerpo en esencia de flores, luego cepillo el cabello y se puso el vaporoso vestido blanco que resaltaba su figura, acercó la silla a la ventana abierta, se sentó y espero expectante la llegada.
Primer día de luna llena, el aire tibio rozó su cara. La noche clara llega salpicada de misterio.
La luna empezó a verse, haciéndose más redonda y luminosa, a la par que se acercaba.
Ángela, fijo los ojos en el centro de la inmensa claridad y después de un instante dejo de parpadear.
Entrado el día, se llevaron su cuerpo frío al tanatorio, le depositaron en una caja mortuoria y la tenue luz de los velones de cabecera, alumbraban la pálida lasitud del cuerpo con vestido blanco.
Durante horas, conocidos y familiares la velaron entre incienso y oraciones. Quedando de noche cerrada la funeraria.
Por la mañana al efectuar los preparativos correspondientes, se descubre que el cuerpo no esta.
“No es posible”, exclama un empleado. Se acerca otro y comprueba que la caja esta vacía. Acompañados del encargado recorren las instalaciones, buscando al menos una explicación y no encuentran nada.
Con gran revuelo avisan a las autoridades. Con intención de averiguar lo sucedido, se indica a un agente que se dirija a casa de la difunta.
En la puerta, el agente con asombro, mira a la persona que abre  -¿Usted es…?
-Si- contesta ella.
Fue interrogada, se comprobó que el medico forense certifico fallecimiento por causa natural. No hubo aclaración de los de los hechos.
Como testigo mudo del enigma, en la habitación quedó el vestido.
Al cabo de un tiempo, en el lugar que ocurrió, en corrillo se comentaba “…la luna que dejo aquí su cuerpo y se llevo el brillo de sus ojos”.


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