Mi padre cerró los
ojos un 15 de diciembre. Solo estuvo enfermo un mes, treinta días que aprovechó
para despedirse con calma de todos y de todo cuanto amaba. Se fue templada y
suavemente, al contrario de cómo vivió su vida, con pasión desmedida,
entusiasmo y emoción, respirando la magia de cada momento a bocanadas y
contagiando su intensidad a cuantos le rodeábamos. Cada día de esos treinta se
fue debilitando un poquito más. Cuando las fuerzas ya no le llegaban para
mantenerse en pie y caminar, previendo su inminente ingreso en el hospital para
nunca más volver, una tarde me pidió: -“Demos un paseo en coche por la ciudad.
Veamos si ya han puesto la decoración navideña”.
Era un enamorado de
la Navidad, de sus reuniones familiares, de los adornos, de los dulces, del
Belén, de las luces y del ambiente navideño en las calles. Cada año su mirada
brillaba como la de un niño al contemplar las luces que iluminaba calles
comercios y hogares durante esos días.
Salimos a pasear en
coche con el entusiasmo de otras navidades empañado por la pena de saber que
sería la última. Era demasiado pronto para la economía del ayuntamiento y,
aunque las luces ya estaban colocadas en las calles, no estaban encendidas aún.
Entonces recordé que el Corte Ingles había inaugurado su fachada navideña el
día anterior. Conduje pues hasta el centro comercial y aparqué delante de la
fachada principal.
Sentados en el coche
contemplamos las luces cogidos de la mano. La mirada de mi padre se iluminó esa
vez con una intensidad y un brillo diferentes. No dijimos nada, no hubiéramos
podido y ya nos lo habíamos dicho todo. Nuestras manos, la luz de nuestra
mirada y la intensidad de aquellos minutos
hablaron por nosotros.
Cada año por estas
fechas espero con tremenda ilusión que el Corte Inglés encienda su fachada.
Entonces me acerco hasta allí con el coche, como aquella tarde, y mientras miro
las luces navideñas dejo que mi padre me abrace y me llene de su entusiasmo
para vivir con alegría unas navidades más.
* Este relato fue elegido entre varios enviados a la sección "poniendo historias" de cuento cuentos contigo, para representar la propuesta lanzada por Rosa Marina Gonzalez-Quevedo (Rincon de Astarté) a través de su fotografia y poema
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